
EL PIANISTA
Cada día, cuando el sol se escondía soñoliento y las estrellas iluminaban, tenuemente la ciudad, yo salía a la calle.
Vagaba sin rumbo fijo, entre callejuelas estrechas y grandes avenidas.
No sabía lo que buscaba, simplemente tenía la sensación de que me faltaba algo, pero no sabía el que y aquellas salidas aliviaban tenuemente el vacío que sentía.
Un día como cualquier otro, en lo que creía que era uno de mis habituales paseos, algo me hechizó.
Un tenue pero dulce sonido. Embriagador y acariciante. En ese mismo momento deseé acercarme a su origen y escucharlo con más atención, disfrutarlo. A medida que mis oídos me fueron conduciendo hacia la melodía, sentí que me llenaba por dentro, calmando más que nada en el mundo la sensación de pérdida.
El sonido provenía de un local y sin pensarlo entré dentro.
La gente estaba sentada en las mesas que había repartidas por toda la estancia, pero lo más importante era lo que había en el centro, aquello en que la gente centraba su atención. Un hombre, junto a su piano.
Sus dedos se movían con agilidad, casi como el vuelo de una polilla, acariciando las teclas como si fueran lo más importante en el mundo. Aquella melodía estaba compuesta y tocada con toda la adoración y el aprecio de un músico. Su cuerpo estaba ligeramente inclinado en dirección al teclado y sus cabellos castaños, ya desarreglados, le caían por la frente. Era tal su concentración y hechizante su música, que nadie osaba hacer el más mínimo movimiento.
Sentí como aquella música me transportaba a realidades soñadas, hasta que, súbitamente, cesó por completo. Decidí que ya era momento de irme.
Durante semanas, acudí cada día a aquel local, sin falta, para escuchar tocar aquel pianista.
Me había enamorado de su músico y su sonrisa de satisfacción, al recibir los aplausos de todo el mundo.
Yo no apartaba la mirada de él, pero creo que él nunca se fijó en mí, supongo que era una persona más que aplaudía su música, y jamás supo que yo sentía algo más.
Al cabo de un tiempo, se fue, desapareció para siempre y nunca más supe de él. Solo me quedó el recuerdo de aquellos dedos, ágiles y pálidos, tocando una melodía que recordaría siempre.
Este relato está dedicado a mi mejor amiga Sara, que toca el piano de maravilla y siempre ha estado a mi lado.
Espero haber expresado, como dijsite, el sentido que tiene la música para tí. ^^
Os dejo un vídeo de una canción de piano, para dar un poco de ambiente xDD:
5 comentarios:
Me ha gustado mucho. Has lograr expresar de manera excelente lo que para mí significa la música también.
La verdad es que a mí me sucede algo parecido cuando oigo tocar el piano... como si viajaras a un mundo paralelo... no sé, escuchar un piano me hace sentirme diferente.
Y creo que lo has plasmado de manera muy buena.
Besos!
Ggguuau! Martinaaa, por fin haces realidad el Blog!
De verdad, se te da muy bien esto de transmitir mucho enrollándote poco ;)
Acaba de nacer un buen blog, ojalá dure mucho mucho tiempo, de momento aquí ya tienes un fan incondicional :D
Kuidateeee
Fede.
Volem renovació!
Actualizado! ^^
Un par de correcciones:
Repites tenue. Tenuemente (línea 8), y tenue línea 11.
"Entré dentro" sobra la palabra dentro, no hay otra forma de entrar a un sitio.
Espero que te sirvan.
Un saludo
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